Cuando ingresé a casa todos me miraban y me decían muchas cosas bonitas.
Cuando cumplí 2 años vino a casa un gato blanco que es Roki, todos lo abrazaban, besaban le daban comida es decir lo engreían, yo me puse muy celoso, así que no le dirigí la palabra, es decir le hice la ley del hielo, por un largo tiempo.
Un día puso su carita del gato de Shrek y le perdoné, pero se puso muy cariñoso y llegó a creer que yo era su madre y se puso a mamar mi pelo.
Meses después nos compraron ropa y collares en cada collar decía nuestros nombres.
Un año después mi dueña se fue al colegio y cuando vino con su hermanito, y mamá, me vieron que ladraba y yo les decía:
_! Un ladrón está afuera corran, corran!, pero ellos solo escuchaban:
_ Guau, guau, y más guau.
Como no me hacían caso le jalé del pantalón hasta la puerta a mamá, ella la abrió y se dio cuenta de que un ratero estaba llevándose a Roki. Yo corrí pero no puede alcanzarlo, así que le dije a Roki:
_! Lo siento te quiero mucho cuídate! Y empecé a llorar.
Años después fui a recoger a mi dueña, del colegio, cuando regresamos, escuché:
_Doki juguemos todos juntos con la pelota y a espantar algunas palomas, corre te esperamos; y fui a jugar con mis amigos, pero mientras espantaba palomas me atropelló un carro y luego entre a casa. Cuando entré a casa me despedí de cada miembro de la familia, nadie entendía luego de despedirme
me eché y boté sangre papá me cargó y los demás lloraban, luego me enterraron y vi que sufrían mucho. Ahora los veo y estoy muy orgullosos de ellos.
Ariana Fonseca
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